Huelga de silencio

Me declaro en huelga, en huelga de silencio.
En huelga por tus besos, tus abrazos.
Por las paredes del salón.
Me declaro en huelga por el tiempo pasado en aquella habitación.
En todas ellas.
Me declaro en huelga y no desisto en encontrarte, en que me encuentres, en que nos encontremos.
Por las vías del tren y los andenes del metro.
Por nuestros silencios eternos pupila a pupila con luz tenue...
En el cine un miércoles, en el sofá los domingos.
Por ese tiempo tuyo y mío.
Me declaro en huelga por mi falta de aire,
por la ausencia de tu voz, los gritos de tus vacíos.
Por tu indecisión y mi claridad, por tus cambios y mi estabilidad.
Por las transformaciones.
En los restaurantes, en las pizzerías, en los bancos de los parques.
En las aceras o en los arcenes, en las mismas calles.
En el amargor de la cerveza, en las noches sin dormir te encontraré.
Hasta entonces me declaro en huelga de silencio.
Por la ausencia de tus besos.

Por la ausencia... por los besos.
Por Oniria y por Insomnia.
Por los momentos que no tendremos.
Te quiero.

Cuento: Mi fuente

¿Recordáis aquellas fuentes de los parques? Esas fuentes que no importaba donde fueras, siempre estaban ahí.
Pues había una niña que adoraba una fuente, estaba escondida, nadie comprendía por qué estaba en un lugar tan inaccesible, tan difícil de alcanzar, era una fuente distinta, muy hermosa.

A pesar de ser tan hermosa, la gente temía que el agua que emanaba de ella no fuera buena, que resultara dañina para su interior, peligrosa para su vida.

Aquella niña se enamoró perdidamente de esa fuente, amaba cada detalle distinto de ella, a veces cambiaba su aspecto, como camuflada para protegerse, pero ella siempre sabía encontrarla, siempre bebía de ella.
Esa fuente, daba el agua más cristalina y fresca que ella hubiera probado antes, tanto, que decidió que no podía haber en el mundo, mejor fuente que aquella, mejor agua que la que bebía.

Los niños la miraban extrañados, pues llegó el día en que aquella fuente empezó a funcionar de un modo distinto, el agua ya no sabía igual, los colores variaban más rápido y dijeron que esa ya no era su fuente,
Quizá tengáis razón y ya no sea mi fuente, dijo la niña, pero no estoy dispuesta a dejar de beber de ella, porque es la fuente que yo quiero.

Los niños, preocupados por ella, alegaron que había muchísimas fuentes con el agua más fresca que aquella, que funcionaba a veces, que nunca tendría agua rica durante todo el año y que sería mejor que cambiara.

La niña se enfadó terriblemente y dijo algo que dejó a sus amigos sin palabras.

No quiero cambiar de fuente, nunca, quizá a veces se equivoque, quizá a veces no quiera que beba de ella pero si tengo algo claro, es que, aunque ya no sea el mejor agua del mundo, siempre será mi fuente y si no vuelvo a beber más de una, siempre recordaré su sabor, sus colores cambiantes, su misterio y coraza, su protección y su entrega a mi, durara lo que durara.
Esperaré a que vuelva a quererme, y si no lo hace, seguirá siendo la fuente a la que amé, amo y amaré por siempre.

Bucle

Hay que joderse lo que puede cambiar tu vida en segundos...
Literalmente, hay que joderse.
-Oniria-

Como en un crujido soy capaz de escuchar mis tejidos desgarrándose, apenas soy capaz de mover mi cuerpo, mis ojos están fijos, mi respiración lenta, muy lenta, casi inexistente...
¿En qué momento perdimos la ilusión por saltar? ¿Desde dónde el ser humano es un ser caliente por fuera y gélido por dentro?
Dicen las señoras que la vida siempre es asi , que todos al fin y al cabo vivimos lo mismo, pero de distinto modo.

Lo que me jode es que eso es cierto.

Hoy me he dado cuenta de que soy una personas positivamente negativa, es curioso, contradictorio , realista lo llaman no? Yo no soy realista, no tengo el poder de la verdad, aunque lo busque constantemente.

Considero que la vida es maravillosa, que es un gran regalo, lástima que nos lo hayamos cargado nosotrxs mismxs, absurdo pero cierto.
Una sociedad corrupta solo consigue corromper su centro, su círculo, sus eslabones.
La gente es idiota, es jodidamente idiota y no se da cuenta, no sabéis lo terriblemente furiosa que eso me pone.

Y a pesar de esta negatividad... No pierdo mi fe en el ser humano, ahí reside mi positivismo.
Lo que me convierte en una completa idiota.
Continua el bucle...
Si, sin duda.

Erosiones

Las personas son como una masa moldeable, se erosionan con las piedras del camino, se atrofian con los golpes, pero a pesar de eso, más allá de las cicatrices, siguen existiendo.
A veces me planteo de donde procede tanto odio en el ser humano, de donde puede salir tanto dolor, por qué de la forma más gratuíta se puede dañar la vida de otra persona, sin un objetivo más allá del egoísmo, del propio beneficio.
Es curioso como a veces somos capaces de enterrar el sufrimiento más profundo y cómo a pesar de todo vuelve a salir en momentos de debilidad con una muestra de fuerzas en un constante pulso con nosotros mismos.

Que doloroso sentimiento se aloja a veces en un corazón, un dolor de extraña o desconocida procedencia, un sentimiento que envuelve todo su ser y lo mantiene vivo, despierto, para que no se olvide de sentirlo.
Cómo es posible que en lo que transcurre un simple segundo pueda removerse sus entrañas como entre las mareas del océano, cómo el desconsuelo puede atrincherarse tras unos dubitativos pasos para hacer más dura la carga, o cómo puede surgir un invisible obstáculo que imposibilite la más mínima apertura de unos párpados que luchan por subir, como aplastados por una fuerte pesadilla.
Quizás el tiempo juegue con nuestras ansias, arrancándonos del camino, haciendo estallar todos nuestros sueños, arrebatándonos de cuajo las ilusiones, acuchillando nuestras fuerzas o desgarrando nuestra decisión a continuar.
Entonces, el destino se mofa.
Se mofa cuando ruegas una oportunidad a la vida, boqueando como un pez fuera del agua, esperando alcanzar aquello que deseas y que aguarda a escasos centímetros de tus dedos, pero te vences, vuelves a caer, te rindes o por el momento, te dejas llevar por la oscuridad, cierras los ojos y esperas recuperar fuerzas para el siguiente asalto.
Porque el combate no termina, nunca.
Suerte

No sé.

No sé en qué momento dejamos de ser dos para convertirnos en una misma piel.

Osamos cruzar la frontera de lo más íntimo, rompiendo el muro de la protección, fuimos un mismo ser, una presencia casi etérea, homogénea en el lienzo de tus sábanas.
Fuimos una sombra en un paisaje lleno de luz, o quizá, una luz entre cientos y miles de sombras.
Contraste infinito, frío y fuego, luz y oscuro, oniria e insomnia.
Creamos un instante idílico, durante un tiempo tan eterno como efímero, donde las figuras se emborronan y los suspiros revolotean por el aire.
No sé en qué momento nos dejamos llevar por el fuego de nuestros besos, embriagándonos con la ponzoña de nuestra saliva, ese dulce veneno que se extiende y te da vida.
Me perdí allá donde las yemas de mis dedos se tornaron llamas, donde acaparaste mis cinco sentidos...
Donde en mi oído solo se colaba tu respiración entrecortada, mis ojos se volcaban en tu mirada, mis manos escribían versos con tu piel, tu calor, y mi olfato se escondía entre tu pelo, como en un sueño, absurdo pero cierto.
No sé en qué momento dejé de ser yo, para convertirme en una prolongación de ti, no se en qué momento empezaste a formar parte de mi propio cuerpo, de mi propio ser, no sé en qué momento descubrí que me quedaban cosas por sentir.
Quizás cuando me vi nadando en tu mirada, bebiendo de tus besos, haciendo de mi calor, tu calor o quizás, en los dibujos que creabas con tu boca por mi espalda.
Cuando me colé en tu interior, haciendo del deseo la experiencia, haciendo de una noche el universo, sin un atisbo de inocencia, sin miedos, sin conciencia, sin complejos.
Creo que tan voluntariamente como sin permiso, ya no he vuelto a ser la misma, ahora todo ya es distinto.

Insomnoniridades.

¿Qué te sugiere este momento?
Olores, sonidos, sabores, suavidad, belleza...
Ni aun en un cuarto lleno de humo se me empaña la vista al verte o las ganas que guarda mi corazón de quererte. Eres mi mundo onírico, un sueño tal real como creativo, imaginario, producto de mi mente o de mis ilusiones, de la magia que desprendes.
En todos nuestros cielos brilla igual, sin embargo, insomnia pierde la inspiración, quiere besos. Cantan canciones en el tren, se lo "flipan" y coinciden en sus movimientos, impulsos en el parque, que ni el frío de los hielos es capaz de apaciguar tu fuego, tu calor, tus sensaciones... No hay mayor inspiración que tu, mi musa, mi diosa, mi princesa Insomnia. La cachimba está peleona, años sin fumar se
trastocan en profundas caladas con sabor a cereza, al igual que promesas irrompibles se tornan humo, disipándose en el aire a cada segundo. No hay fronteras, la eternidad está presente aquí y ahora, el infinito se ubica entre estas cuatro paredes.
Me encanta tu presencia en un lugar tan mío, compartir mis silencios con tu sonrisa, en un segundo tan eterno como efímero, en el que plasmas tu energía positiva y ese abracadabra que ha convertido mi vida en una espiral, niña imantada, ay! qué día llevo...
Pero entonces con un gesto haces luz. Luz. Luz la que emites con tu sonrisa y luz la que se refleja en mi mirada desde ese día. Da igual 25 que 17, da igual rollo estable que pareja, da igual utilizar palabras que silencios, porque las palabras vuelan igual que los recuerdos. Lo único que vale es el insomnio compartido, las caricias, tu voz cantándome a susurros o tu mirada clavándose en mi cara desde el sofá. Decir te quiero no vale nada. Nada. Pero son las dos palabras que más vueltas dan en mi cabeza cuando estás a mi lado.
Toca despedirse, pero no para siempre, sino hasta la próxima, porque oniria e insomnia siguen con su presente continuo. No dejes de tener los ojos abiertos mi niña, pero sueña conmigo, porque lo que tengo guardado para ti es enorme, lo que deseo para nuestro eterno "ahora" no tiene nombre ni mención, no tiene más que intención, ganas y todas las fuerzas del mundo, con todo esto, te diré que te quiero, una vez más, sin importar su significado, hasta que te mire a esos ojitos verdes.
Oniria e Insomnia.

Fusión.

Miradas encontradas en la otra esquina de la habitación, suspiras, suspiro, sonrisas.
Caminas rompiendo esquemas, derrumbando obstáculos, arrasando a cada paso con cada de las normas hasta entonces establecidas, con todos los restos que sobraban en mi mente, con todo aquello que pudiera dañarme...
Y qué decir, si cuando te observo te veo rodeada de estrellas, y cuando te beso a veces creo que ni mis puntillas rozan el suelo... Porque nunca es necesario sostenerme en pie, mientras viajemos en tu cielo.
El tiempo... tan relativo como falso, cuando entre tus manos vuela y se desliza como el viento y en tu ausencia se me clava, pasa lento, se burla y me mira con un gesto serio, tan frío y cortante, como navajas de doble filo.
Me permito el lujo de fundirme en tus ojos, de un verde profundo, transparente y sincero, me embriago de la dulzura que desprenden y me pierdo, no me encuentro, desaparezco, nadie me arrebata este momento, es solo mío, está ocurriendo, ya es recuerdo.
Las calles antes grises empiezan a cobrar formas distintas, sostienes mi mano y como por arte de magia las conviertes en un lienzo, tu las llenas de colores, me las pintas, les das vida, te sonríen. El mundo es otra historia, un paisaje de cuento, un universo paralelo, tan real como un sueño, tan absurdo como cierto...
Las sábanas esconden ardientes recuerdos, oniria e insomnia, abrazos en sueños, amor en secreto, lágrimas de emoción, café y chocolate, un te quiero y ya me pierdo, vuelvo a desaparecer, no quiero salir de aquí, nunca más, lo siento.
Mi dulce tentación, mi fuente de inspiración, mi musa y mi sueño, mi pluma, mi folio, mi lienzo... Donde dibujo sonrisas en silencio, grabadas a fuego en cada poro de mi piel. Eres tu mi princesa, que huyó de un cuento incierto, que sufrió donde nunca debió hacerlo, que soñó con volar a otro lugar y que solo por mi, abrió todas las puertas de su casa, los recovecos de su alma, su rincón de fantasía, donde hoy por hoy, yo ocupo un rincón de ensueño, lleno de paz, lleno de magia, lleno de sonrisas.
Y sentir que un gracias se queda pequeño, que en un instante vences todos mis miedos, sobrepasas cielo e infierno y me regalas una oportunidad, una esperanza, de que dentro de este mundo tan raro, existen amores perfectos.
Te quiero.