Welcome to my blog :)

rss

lunes, 3 de diciembre de 2012

No sé.

No sé en qué momento dejamos de ser dos para convertirnos en una misma piel.

Osamos cruzar la frontera de lo más íntimo, rompiendo el muro de la protección, fuimos un mismo ser, una presencia casi etérea, homogénea en el lienzo de tus sábanas.
Fuimos una sombra en un paisaje lleno de luz, o quizá, una luz entre cientos y miles de sombras.
Contraste infinito, frío y fuego, luz y oscuro, oniria e insomnia.
Creamos un instante idílico, durante un tiempo tan eterno como efímero, donde las figuras se emborronan y los suspiros revolotean por el aire.
No sé en qué momento nos dejamos llevar por el fuego de nuestros besos, embriagándonos con la ponzoña de nuestra saliva, ese dulce veneno que se extiende y te da vida.
Me perdí allá donde las yemas de mis dedos se tornaron llamas, donde acaparaste mis cinco sentidos...
Donde en mi oído solo se colaba tu respiración entrecortada, mis ojos se volcaban en tu mirada, mis manos escribían versos con tu piel, tu calor, y mi olfato se escondía entre tu pelo, como en un sueño, absurdo pero cierto.
No sé en qué momento dejé de ser yo, para convertirme en una prolongación de ti, no se en qué momento empezaste a formar parte de mi propio cuerpo, de mi propio ser, no sé en qué momento descubrí que me quedaban cosas por sentir.
Quizás cuando me vi nadando en tu mirada, bebiendo de tus besos, haciendo de mi calor, tu calor o quizás, en los dibujos que creabas con tu boca por mi espalda.
Cuando me colé en tu interior, haciendo del deseo la experiencia, haciendo de una noche el universo, sin un atisbo de inocencia, sin miedos, sin conciencia, sin complejos.
Creo que tan voluntariamente como sin permiso, ya no he vuelto a ser la misma, ahora todo ya es distinto.